... dentro de la torre de Babel

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miércoles, 25 de enero de 2012

Traductor...


Yo quiero ser traductora, por lo que en un principio debería decidir en qué sector me gustaría ubicarme dentro del mercado, si el sector privado o el sector público o institucional.
En principio la elección del sector privado podría permitirme trabajar como autónoma o para una agencia de traducción, lo que en un principio puede resultar más atrayente puesto que a priori el abanico de posibilidades y sectores es más amplio, aunque supongo que con el tiempo es inevitable que te especialices en algún campo  concreto.
Pero… teniendo claro que lo que a mí más me gustaría es dedicarme a la traducción jurídica, digamos que mi objetivo parece más dirigido a pertenecer a algún organismo o entidad en el que la especialización sería necesaria prácticamente desde el primer momento. La administraciones públicas, los organismos internaciones o las entidades financieras serían algunos de los empleadores objetivo en este caso.
A nivel internacional, la traducción e interpretación institucional se lleva a cabo en organismos como la ONU, con 6 lenguas oficiales (inglés, francés, ruso, español, chino y árabe), y dentro de la Unión Europea, en organismos tales como la Comisión Europea, el Parlamento Europeo, el Comité Económico y Social, el Comité de las Regiones y el Tribunal de Justicia.
También hay posibilidad de participar como traductor en organizaciones internacionales no gubernamentales, que con frecuencia suelen contar con traductores e intérpretes contratados, aunque el hecho de poder participar como colaborador voluntario puede ser una base importante para coger experiencia sobre el terreno.
Todas estas instituciones y organismos suelen presentar una característica común: la cualificación exigida para entrar a formar parte de ellas es muy alta, siendo cada vez más frecuente no solo disponer de los conocimientos necesarios en traducción, sino también complementarlos con conocimientos de los temas sobre los que se trabaja, de tal forma que el traductor se convierte al mismo tiempo en revisor de los textos que generan las instituciones.
Si nos limitamos al ámbito público español mi impresión personal es que el grado de profesionalización en general no es tan alto. A menudo algunas de las personas que se dedican a traducir textos tienen conocimientos de ambas lenguas pero no son especialistas, por lo que con frecuencia se debe recurrir a empresas privadas que ofrecen servicios de traducción. Sin ir más lejos, yo misma durante mi etapa de profesora de idiomas trabajé como intérprete en varias ocasiones para la policía local y en los juzgados de la localidad donde residía en aquellos momentos.
Experiencias como la vivida me hacen pensar que de alguna manera existe una especie de agujero que debería tratar de cerrarse mediante la contratación de gente especializada porque ¿cómo asegurar la calidad de las traducciones si no están realizadas por gente cualificada y especializada? Este tipo de traducciones e interpretaciones deben salvar las las diferencias que existen entre distintos ordenamientos jurídicos de distintos países, pues no siempre se encuentra una correspondencia terminológica adecuada y ello ocasiona problemas en la transmisión del mensaje.

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